Como podéis observar en el título de la entrada, esta segunda semana se me ha pasado más que volando. Las horas corren cuando estás observando a niños y estás ejerciendo la profesión que te apasiona.
Esta semana ha sido de contacto más profundo, ya me siento como una más en la clase, los niños vienen a contarte sus pequeños "problemas" que probablemente sean riñas en el patio, empujones o cualquier otra cosa sin importancia que hace que necesiten quejarse el uno del otro.
Durante esta semana he llevado a cabo mi primera actividad en la asignatura de lectura. Y siento que ha sido muy fácil; los niños se han portado muy bien y han estado muy atentos, como expectantes por saber qué vendría después. Está claro que soy la novedad y que con cualquier profesor rutinario no se comportan así, y eso me gusta.
Pero si hay algo que realmente me gustó fue que al final de la clase viniesen un grupo de niños y niñas a decirme que lo había hecho muy bien, que iba a ser una muy buena profesora. Es tan gratificante...
Ahora mismo es domingo y cualquier persona estaría deseando que no acabase el fin de semana, todos menos yo, que estoy deseando que sean las 9 de la mañana del lunes para ponerme a la cola de la fila de mi 5º A. ¡Sé que he nacido para esto!
Berta.
Reflexiona: ¿Qué es lo que me agradecen los niños?. No sólo cariño. también competencias profesionales. ¡Esa es la base de nuestra profesión!
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