El viernes pasado tuve la
oportunidad de dar dos clases a mis niños de 2ºA. Seguí las instrucciones que
me había dado la tutora y dimos un poco de lectura, ejercicios de matemáticas y
colorearon un dibujo relacionado con las fiestas de San Antón. Se portaron muy
bien, aunque se notaba que la autoridad principal no se encuentra en el aula –
el ruido era más alto de lo normal, ya que la disposición de las mesas y la
ausencia de la profesora hacía que los niños hablasen más de lo normal.
Mientras coloreaban también cantaban y hablaban pero como la disciplina en
general era buena y los niños hacían lo que se les había mandado lo deje estar.
En fin de cuentas son niños y es normal que hablen y canten mientras hacen algo
creativo.
Hoy hemos hecho la actividad de
comprensión audiovisual. Lo han hecho como esperaba e incluso mejor. Han
captado el mensaje y han hecho muy buen trabajo. El tiempo que había estimado
para la actividad lo hemos cumplido. Lo único que no había pensado muy bien ha
sido entre la primera tarea y la segunda visión del anuncio. Ellos están
acostumbrados a terminar la tarea y ponerse en fila para que la maestra
corrija el ejercicio y en el principio no quise cambiar su rutina, pero al
final caí en que lo mejor sería que ellos mismos se corrijan después de la
segunda visión del vídeo De esa manera la actividad es más fluida. Lo único es
que corrigiendo la actividad he pillado a un niño que no había entendido lo
que tenía que hacer o no quería hacerlo (hoy no era su día) y si los hubiera
dejado que se corrijan ellos mismos probablemente no lo habría pillado, ni
tampoco habría corregido los errores ortográficos.
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