¡Hola de
nuevo! Soy Elena Ruiz, por desgracia este viernes se han terminado las
prácticas, ¡El mes ha pasado volando!, pero es increíble pensar en todas las
experiencias, sensaciones y aprendizajes que se pueden vivir en tan solo cuatro
semanas.
Son tantas las
cosas que podría contar que me cuesta saber por dónde empezar, pero creo que
comenzaré hablando de mis niños de 5ºA. Son una clase estupenda, trabajadora,
cariñosa, que conserva la bendita inocencia y con la que da gusto trabajar.
Gracias a su motivación e interés he podido realizar diversas actividades con
ellos: les he explicado varios apartados como los porcentajes, el párrafo, el diario,
la poesía o los tipos de rima, hemos hecho lecturas, han creado estupendas poesías,
he jugado en esos importantes y tan problemáticos partidos de fútbol de los recreos, incluso hice una
carrera con ellos en la que salí un poco accidentada, pero tranquilos nada
grave, me quedará una cicatriz que hará que sea totalmente imposible
olvidarlos. Ahora bien, esa cicatriz no es comparable a la marca que ellos han
dejado en mi alma.
Pero no nos
detengamos en 5ºA, he tenido la suerte y la enriquecedora oportunidad de
trabajar en los tres ciclos, ya que mi tutora da apoyo de lectura en 1ºA y
apoyo de lengua y matemáticas en 4ºC. En ambas clases he disfrutado con los
niños, los de 1º progresaban en la lectura y eran realmente adorables. La clase
de 4º es bastante buena, aunque algunos alumnos tenían más dificultades que
otros, se mostraban trabajadores en el aula y dispuestos a aprender.
Por otro lado,
he podido participar en tres importantes
actividades. La primera consiste en la realización de un cine, el colegio elige
todos los años un tema y este curso tocaba el tema del cine. Prácticamente todo
el centro se ha volcado en el proyecto y los alumnos de prácticas también. A
nosotros nos tocó ayudar algunas tardes a montar la sala; la verdad es que ha
quedado estupenda, con su taquilla, su puesto de palomitas, sus carteles…No
importan las horas dedicadas, ¡Lo pasamos de cine! El viernes los niños
empezaron a ver las primeras películas, fueron muy ilusionados con sus entradas
(pagadas con dinero de mentira) y sus pequeños vasitos con palomitas. Ellos
mismos hacían de acomodadores y de vendedores de entradas y palomitas, así la
actividad fue educativa.
En segundo
lugar, tuve la suerte de ir al parque de tráfico, esa excursión que todo el
mundo recuerda como “Los cars”, es cierto
que es de lo más divertido (los maestros también nos montamos), pero esta
actividad va más allá. Los alumnos aprendieron a montar por un circuito
respetando las señales de tráfico y entendieron la importancia de manejar un
vehículo como la bicicleta o de ser un peatón. En definitiva, fueron dos
sesiones en las que a través de un test, un vídeo, una explicación y un circuito
los niños aprendieron aspectos básicos de educación vial.
La tercera y
última gran actividad fue “El día de la Paz”, un día importante en todos los
colegios, pero llamándose el nuestro “Ciudad la Paz” lo vivimos de una manera
un poco más especial. Preparamos una carrera solidaria en la que todos los
niños tenían que aportar algún alimento, objeto de higiene o material escolar con
fines caritativos para poder participar en la competición. La actividad que se
celebró en el parque fue un éxito, los maestros de prácticas nos situamos en
distintos puntos y acudieron varios padres a animar a sus hijos. Los recorridos
estaban adaptados por cursos, teníamos música de fondo y hasta premios para los
tres primeros de cada ciclo. Dichos premios consistían en un Goya, haciendo
alusión otra vez al cine. Finalizada la carrera, unos minutos más tarde, realizamos
un baile con coreografía, cuya música era el famoso tema “Hay un amigo en mí”
de la película Toy Story, también
disfrutamos mucho. Después se hizo la entrega de premios de la competición y
finalmente se puso música para que todos bailásemos como quisiéramos, se
hicieron las famosas congas, corros, el momento Paquito el Chocolarero… Me gustaría destacar que en el momento del
baile pasó por nuestro colegio una paloma blanca, fue bastante emotivo.
Para terminar
quería volver a mi clase, a mis niños de 5ºA. El viernes me despedí de
ellos, les mostré una presentación con
fotos que nos habíamos ido haciendo
durante el mes y palabras de agradecimiento a ellos y a mi tutora. Acabé con
una poesía que les escribí en las que aparecía cada uno de los niños, fue un
día de emociones, risas y llantos. El hecho de volver al colegio donde estudié
como maestra de prácticas es conmovedor, he visto la misma realidad pero desde
una perspectiva totalmente diferente en la que he podido valorar todo el trabajo que hay detrás de cada
maestro. Ahora toca volver a la universidad, ya que aún me queda mucho por
aprender y mejorar. Lo que he sacado en claro es que realmente deseo ser
maestra, ya lo sentía así, pero tras las prácticas lo creo aún más. No debo
estar triste por haber terminado, pues esto solo es el fin del comienzo, el
camino no ha hecho más que comenzar.
Elena Ruiz
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